Kefir de leche entera de vaca

Rinde 4 porciones

INGREDIENTeS & Equipo

  • 1L de leche entera de vaca
  • 1 frasco de vidrio de al menos 1.5L de capacidad
  • 1 cda (1 ml) búlgaros (granos/nódulos) de kéfir
  • agua filtrada y sin cloro
  • 1 colador de plástico
  • Espátula de silicona o cuchara de madera
  • Olla mediana
  • Termómetro
  • Jarra o frasco de vidrio con tapa para almacenar el kefir

Video de la receta

ELABORACIÓN

  1. Calienta la leche hasta que empiece a hervir y mantén a fuego lento por cinco min, moviendo de vez en cuando (ten cuidado de que la leche “no se suba”)
  2. Si usas leche ultrapasteurizada, no es necesario que hagas este paso. Sin embargo, al calentar la leche sus proteínas cambian de forma y el kefir cuaja un poco más.
  3. Deja enfriar la leche a 40°C.
  4. Vierte la leche al frasco de vidrio y agrega los granos de kefir. Tapa el frasco y agita ligeramente. Destapa el frasco por un momento para liberar la presión que se pueda generar en el interior después de agitar. Tapa de nuevo y coloca el frasco en un área de la cocina ligeramente templado y donde no estorbe.
  5. Deja reposar durante al menos 24 horas y hasta 3-4 días.
  6. Pasado el tiempo de incubación, cuela la leche.
  7. Con la ayuda de una espátula de plástico o de madera, remueve la leche para que pueda colarse bien y extraer todo el líquido. El líquido que se extrae es el kefir de leche.
  8. Transfiere el kéfir a un tarro o jarra de cristal y guárdalo en el refrigerador.
  9. Enjuaga los granos de kefir con agua del filtro. Ahora están listos para una nueva tanda. Si no los vas a usar, colócalos en un frasco de vidrio con tapa, agrega un poco de leche fresca y guárdalos en el refrigerador hasta que estés listo para utilizarlos.

Nota: Conforme la cantidad de granos crezca, deberás aumentar la cantidad de leche (es importante mantener una relación leche-granos de 10:1 para lograr una buena consistencia). Va a llegar un momento en que serán tantos granos que no vas a poder usarlos todos y tendrás que hacer particiones o regalar los que no necesites.

¿Cuáles son los beneficios de este plato?

El conjunto de microorganismos que fermentan la leche para convertirla en kefir incluye bacterias y levaduras. Estas últimas producen alcohol en cantidades muy pequeñas (menos del 1%) pero que, junto con su carácter “efervescente”, convierten al kéfir en el “champaña de las leches”  [1]

El kefir es una fuente rica en vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales que promueven la sanación y reparación, así como el mantenimiento de la buena salud.

El kefir contiene altos niveles de vitaminas B1, B12, folato, biotina y K2 y minerales como calcio, magnesio y fósforo. Es también una muy buena fuente de proteína, especialmente porque estas proteínas quedan ya parcialmente digeridas después del proceso de fermentación, facilitando así la digestión de la leche. [2]

El consumo de kefir estimula la producción de la capa mucosa protectora que recubre toda la pared intestinal y que nos protege de invasiones por microorganismos patógenos.

La levaduras y bacterias agrupadas en los granos de kefir, se encuentran sostenidas por una especie de matriz de polisacáridos denominada kefirán. Este poderoso compuesto tiene propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias, de modo que, aplicado de manera tópica, el kefir puede ayudar en el proceso de cicatrización.

El contenido de lactosa en el kefir suele ser muy baja (o nula), ya que ésta es convertida en ácido láctico durante el proceso de fermentación (la producción de ácido láctico provoca que el pH de la leche se acidifique, provocando que la leche “cuaje”) Por esta razón, las personas con intolerancia a la lactosa suelen tolerar el kefir, aunque no puedan consumir otros productos lácteos.

Al funcionar como un poderoso probiótico, el kefir puede ayudar a prevenir enfermedades y padecimientos gastrointestinales.

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